Historia Belalcazar Caldas

El territorio del actual municipio de Belalcázar está comprendido dentro de lo que se conoció como “País de los Ansermas”, que abarcaba desde el río Cañaveral al sur y hasta el río Cartama al norte, ya en Antioquía, y desde el río Cauca por el oriente hasta la cordillera Occidental hacia el Chocó. En el territorio de Belalcázar no hubo propiamente asentamiento de una tribu importante, pero se conoce de la existencia  de familias por lo que han hallado los guaqueros. Cabe pués dentro del pasado aborigen de ese municipio, lo relativo al de Risaralda y San José que fueron igualmente parte del pasado indígena de Anserma.

El Acuerdo número 32 del Honorable Concejo Municipal de junio 26 de 1.941, dice” a que por escritura número 331 de fecha 13 de octubre de 1.892 los señores Bartolomé Chaves y Pedro Orozco donaron al entonces corregimiento de Belalcázar, 65 hectáreas de terrenos, para su urbanización y que está legalmente delimitado, según diligencia practicada por el Agrimensor Señor Manuel M. Hoyos, el 22 de junio de 1.899”. Es dentro de este contexto que se señalan como fundadores, además de los dos anteriores a Clímaco Pizarro, Ramón López, Alejandro Vélez, Mariano Orozco, Gregorio Zapata, Nazario Sánchez, Álvaro Naranjo y otros.

“Cuando en 1.890 en Antioquía se dieron cuenta de la nueva población algunos de sus colonos (65 en total) solicitaron al gobernador del Cauca (siquiera una pequeña porción). Y anotan al final de la carta que ya están construyendo la capilla y existe una regular feria. No se puede olvidar los nombres de quienes sufrieron en carne propia las pretensiones expansionistas de José María Mejía por la vertiente del Cauca, quien alegaba ser el dueño de estas tierras” con el debido respeto exponemos que siendo hoy 14 de octubre de 1.890, el día señalado para verificar la posesión por parte de José María Mejía pedimos que de conformidad con el artículo 7 de la ley 48 de 1.882 se sirva hacer constar en la diligencia de entrega, que dicho terreno es propio para el fomento de la nueva población. Y agregaban que la petición de fundación se había elevado ante el poder ejecutivo de la Nación mucho antes de solicitarse la adjudicación de los baldíos por parte de los Mejías.

Los primeros ranchos aparecieron en “LA SOLEDAD”. Así se llamaba Belalcázar en un principio. Es por ello que alguien, parodiando la novel obra de nuestro compatriota Gabriel García Márquez, irrumpió con singular acento: “No son los cien años de Belalcázar sino “LOS CIEN AÑOS DE SOLEDAD”, como protestando ante el abandono de parte de las esferas gubernativas Departamentales. De todas maneras, Belalcázar es, con primeros cien años de vida, tan solo un infante ante la historia y su porvenir se gesta gloriosa en el horizonte universal. Así que fue el colono el alma y nervio de la fundación de Belalcázar.

Inicialmente surgió la FONDA, verdaderos centros de reunión en donde se daban descanso hombres y bestias; allí se daban cita desde los juegos más honestos e insignificantes, las narraciones inverosímiles, el chiste, las canciones, el humo de los pebeteros, las libaciones, la limpieza del sudor, el intercambio, los negocios, el amor, la alegría por los obstáculos ya vencidos y la incertidumbre que se refleja en esa mirada al más allá con una llama de esperanza en el corazón.

Quienes lo fundaron fueron unos individuos modestos, salidos de la faena rústica, que resuelven, para consolidar sus débiles afanes de propietarios, agruparse detrás de una fundación. Y refiriéndose al colonizador antioqueño, que es el nuestro, he aquí que verdaderamente fueron hombres que sentían la plenitud de su dictado en la punta del machete. Y así podemos ver a los hermanos Orozco y otros integrantes de la peripecia y del valor. Hombres que regaron con su sangre y su sudor las tierras de su dolor para convertirlas en las parcelas de su amor.

Don Pedro Orozco, no fue un usurpador. Fue hábil en los negocios y honrado a carta cabal. Adquirió la propiedad primero comprando los derechos de los indígenas de Tabuyó y Tachigüi, rematando tierras a los distritos de Occidente, comprando baldíos a la Nación y finalmente comprando a don Rudesindo Ospina la mayor parte de las tierras cercanas al “Alto de el Madroño”.

Allí se detuvo, en el filo de la serranía. Dio tierras a los menos afortunados y les repartía semillas, porque las aspiraciones de su corazón no se satisfacían con la posesión de inmensidades de tierra sino que latía en sus adentros el impulso de sus ancestros de irradiar sus bondades a imagen de su Creador. Y así, a la conquista de la tierra seguía el negocio de ésta: surgieron nuevas viviendas, nuevas fondas. Le llegó el turno a la guadua, la paja, el bahareque, la madera, el barro cocido. Desde lo alto se miraba al Valle del Risaralda.

Lo dicen los cantores y se lee en los pentagramas: “Por los caminos caldenses llegaron las esperanzas de caucanos y vallunos, de tolimenses y paisas….”. En su patrimonio fundacional Belalcázar fue colonizada por Támesis y Jericó, ayudados por los Orozco. Sin lugar a duda movidos por el afán y la necesidad de la tierra a quien veneraban como a su diosa- madre. En su vientre estaba el pan de sus hijos y el oro de sus desvelos.

 

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Carlos Arturo Cataño, autor del libro “Balcón del Paisaje Belalcázar”, apunta lo siguiente: “Belalcázar Nació el 29 de noviembre de 1.888. Es el fruto viviente de las huellas peregrinas de los arrieros. A don Pedro Orozco le cabe el honor de haber sembrado nobleza y por eso se le considera como el verdadero fundador; él empezó a ceder solares y pequeños predios a sus paisanos y a gentes pobres y así fué como se gestó la infraestructura de la nueva población. Pero la historia nos lleva a considerar en los anales de la misma a otros personajes  que dieron su aporte al nacimiento de nuestra población. El Acuerdo número 32 del Honorable Concejo Municipal de junio 26 de 1.941, dice”… a que por escritura número 331 de fecha 13 de octubre de 1.892 los señores Bartolomé Chaves y Pedro Orozco donaron al entonces corregimiento de Belalcázar, 65 hectáreas de terrenos, para su urbanización y que está legalmente delimitado, según diligencia practicada por el Agrimensor Señor Manuel M. Hoyos, el 22 de junio de 1.899”. Es dentro de este contexto que se señalan como fundadores, además de los dos anteriores a Clímaco Pizarro, Ramón  López, Alejandro Vélez, Mariano Orozco, Gregorio Zapata, Nazario Sánchez, Alvaro Naranjo y otros. “Cuando en 1.890 en Antioquía se dieron cuenta de la nueva población algunos de sus colonos (65 en total) solicitaron al gobernador del Cauca “siquiera una pequeña porción”. Y anotan al final de la carta que ya están construyendo la capilla y existe una regular feria. No se puede olvidar los nombres de quienes sufrieron en carne propia las pretensiones expansionistas de José María Mejía por la vertiente del Cauca, quien alegaba ser el dueño de estas tierras”.. con el debido respeto exponemos que siendo hoy 14 de octubre de 1.890, el día señalado para verificar la posesión por parte de José María Mejía pedimos que de conformidad con el artículo 7 de la ley 48 de 1.882 se sirva hacer constar en la diligencia de entrega, que dicho terreno es propio para el fomento de la nueva población. Y agregaban que la petición de fundación se había elevado ante el poder ejecutivo de la Nación mucho antes de solicitarse la adjudicación  de los baldíos  por parte de los Mejías. Estos defensores de la naciente población fueron: Justiniano Orozco, Rodolfo Sarria, Gabriel Londoño, Esteban Vallejo, Jesús María y José Joaquin López, Adriano, Ramón y Miguel Ramírez, Valentín Morales, Andrés Isaías Amariles, Nicolás y Jesús Antonio Jaramillo, Rafael Montoya, Martina Sepúlveda, Pastor Villegas, Pastora Restrepo, Santiago Henao,  Pedro, Pablo y Heliodoro Vásquez, Nazario Sánchez, Sergio Pulgarin, Gregorio Zapata, Pascual Ayala, Miguel Marín, Vicente Sánchez, Juán Salazar, Ramón Idárraga, Juan Bedoya, Tiburcio López, Pedro Pablo Duque, Ambrocio Bedoya, Elías Londoño, Blas Londoño, Juán de Jesús Pérez, Guillermo Corinas, Leopoldo Marín, Rafael Blandón, Manuel Castañeda, Dámaso Henao, Luis María Ospina, Jesús María Velez, Antonio Isaza, José Arcadio Londoño, Segundo López, Estanislao Ramírez, Simón Valencia, José María Ospina, Heliodoro Duque, Basilio Londoño, José María Ospina, José Joaquin López, José Vargas, Jesús María García, Octavino Cortinas, Juán María Vélez, Alejandro Franco, José María Bermúdez, Adriano Marín, Santos Villada. Sin embargo estos señores no fueron favorecidos por el alto gobierno en sus nobles y justas peticiones. Vendrían después largas y cruentas luchas en las que se mezclaban la extorsión y el uso de la fuerza.

Erigido municipio en 1.911, su primer alcalde fue el Coronel Vicente Marín Abello, militar marmateño

 

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